miércoles, 7 de noviembre de 2007

RE: [bipolaresasturias] RE: Volviendo a la vida

Hola Marta.

 

Cómo andas? Me entristece lo que cuentas. Pero se me pasa al ver que te ves mejor. Lo de la agorafobia, es algo que compartimos. Creo que te mandé alguna dirección sobre el tema, que es complicado. Realmente si que es verdad lo que dice otra de las personas que te ha contestado. Te come todo el terreno, cobardemente, aprovechando la baja “fuerza” sicológica que tenemos cuando estamos pasando una depresión. Yo la tengo de por vida, pero si que es verdad que manejándola progresivamente, consigue uno vencerla nuevamente y recuperar el espacio perdido. La tortura de salir de la cama, después,  de salir de casa aunque sea hasta la esquina de la calle, es algo que no le podemos permitir ni perdonar. Por tanto, cuando estés mejor, y solo cuando realmente te veas con ánimo de exponerte, ves saliendo, aunque sea enfrente de tu portal. Quizá necesites que alguien te acompañe, mira de hacerlo entender a alguna persona cercana a ti y de tu confianza. Podría ayudar, que el médico que te este llevando, también le explicara a esta persona en que consiste la agorafobia, porque explicarlo un mismo es difícil y le resulta extraño a los demás entenderlo.

 

En cuanto al trato y demás que comentas, creo que te están dando muy buenas ideas. Pero veo que hay un contencioso con esa sra. “gruesa” que le faltó sensibilidad para comprender en que situación te encontrabas. Podría ser interesante que te quitaras esta espinita. Así que yo, me esperaría a estar en una condición de buena autoestima y tranquilamente, consiguieras hablar con ella el tema, que sería bueno tanto para ti como para ella que debe tratar a muchas personas, y quizá el desconocimiento le despierte miedo. Hazle ver que no te comes a nadie. No se, tu misma.

 

Ya solo, ponerme a tu lado, hacerte saber que estás con unas personas que te comprenden perfectamente y te apoyamos. Paciencia, medicación, e ir mejorando poco a poco, que, no lo dudes, volverás a estar bien y quizá hasta mejor que antes.

 

Un abrazo

José de Barcelona.

 


De: bipolaresasturias@yahoogroups.com [mailto:bipolaresasturias@yahoogroups.com] En nombre de luzdecham
Enviado el: miércoles, 07 de noviembre de 2007 13:54
Para: bipolaresasturias@yahoogroups.com
Asunto: [bipolaresasturias] RE: Volviendo a la vida

 

--Gracias Candy y ¿yang? (perdona, el otro nombre me resultó imposible
retenerlo). El desencadenante de la crisis no tengo ni idea de cuál
fue, si es que hubo alguno. Se presentó así, sin más, y de forma
abrupta, no como otras veces que voy notando el ánimo cada vez más bajo.
Buena idea lo de la inspección médica. Les llamaré, al menos para que
la próxima vez que no me quieran atender urgente y me manden al
hospital pueda ir con mi historia médica. Es mía y tengo derecho a
pedirla si la necesito (por esa situación si pasé). En una ocasión
pedí el alta voluntaria en el hospital y me dijeron que por ello no
tenía derecho a informe. Fui a la inspección médica y ellos mismos
solicitaron dicho informe, al que por supuesto tenía derecho.
De verdad que no soporto la idea de volver a la sala de urgencias del
hospital y que la enorme señora me pregunte si debe acompañarme un
guardia de seguridad. Jamás he agredido a nadie, y creo que es menos
probable que sea yo la agresora a que lo sea cualquier otra persona
que está allí desesperada acompañando a un padre enfermo y anciano a
quien nadie hace caso.
No fue mi psiquiatra quien declinó atenderme, si no que las señoritas
que están en la entrada ni siquiera me dieron la opción de hablar con
él. Se limitan a repetir como autómatas "no atendemos urgencias".
Hoy, más pausada, me pregunto qué hacen si es un esquizofrénico con
una crisis aguda, ¿tampoco le atienden? ¿le dejan en la calle
volviéndose loco? Esto es indecente, no encuentro otra palabra.
Un besazo a todos. Seguiremos en contacto.
Marta

- En bipolaresasturias@yahoogroups.com, "candigc" <candidagc@...>
escribió:
>
>
> Hola Marta, he echado de menos tu presencia en la página, lo que no
> sabía es que te encontraras tan mal.
>
> Me pregunto si has tenido algún desencadenante de esta crisis o ha
> venido por las buenas (las malas)
>
> Te diré algo qu suelo comentar porque me disgusto mucho. Considero
> que el colectivo médico sobre todo en psiquiatría es de los más
> deshumanizado y poco preparados que existe ( salvo honrosas excepciones)
> No conocen las enfermedades mentales y siguen funcionando con el miedo
> "al loco" que tanto daño nos hace.
>
> Pienso que tal vez sean tan duros. Por desconocimiento y por temor a
> implicarse ya que el trabajo con el dolor físico y emocional, todos
> los días, puede superarles.
>
> No los disculpo, pero tendrian que poner más de su parte y haber una
> supervisión que los obligase a ello.
>
> Con algunos psiquiatras, de salud mental, puedes presentarte en el
> centro por una urgencia (sin cita), si quiere, te atenderá entre
> paciente y paciente o al final de la consulta . Eso si quiere, depende
> del psiquiatra.
>
> Si no es así, lo que yo he hecho es ir directamente a urgencias de
> Jove. Puedes pasar algunas horas esperando, estés como estés. Pero
> te atenderan.
>
> En cuanto a darte las medicinas de un médico privado, no sé cual
> es la normativa, si la hay, Por lo que yo conozco, lo normal es que te
> las de, pero siempre habrá algún médico intransigente que no
> quiera darlas, en ese caso, enterarnos de nuestros derechos y si procede
> ir a inspección a presentar una queja.
>
> Veo que ya vas mejorando, espero que sigas así, te mando un afectuoso
> saludo: Candi
> --- En bipolaresasturias@yahoogroups.com, "luzdecham"
> <martaemperatriz@> escribió:
> >
> > No sé cuánto tiempo llevo sin entrar por aquí. He pasado el
> último mes
> > (tal vez algo más, no estoy segura) encerrada en mi cuarto, bajo
> todos
> > los demonios en forma de pensamientos destructivos. Hoy vuelvo a
> > levantarme, con pocas ganas, agotada, pero en pie que es lo
> importante.
> > Lo que quería comentaros no eso, si no el hecho de que uno choque
> una
> > y otra vez con la maldita burocracia y con la necedad de tanta gente
> > intransigente. Es una sensación de desamparo absoluta.
> > Después de una semana de no lograr levantarme (ni siquiera para
> > ducharme) un amigo llamó a mi centro de salud mental para que me
> > dieran cita urgente. La respuesta fue: "Aquí no atendemos
> urgencias.
> > Que acuda al hospital". Bien, si tengo que ir al hospital entonces
> > quiero mi historia médica, para que pueda leerla el psiquiatra que
> me
> > atiende. No, tampoco me dan la historia médica. Al final decide
> > llevarme a uno de los psiquiatras de su cuadro médico; me ve,
> intenta
> > hablar conmigo, me recomienda ingresar ( a lo que esta vez me niego) y
> > me cambia el antidepresivo. Yo me vuelvo a mi cuarto (demasiado
> > trabajo me costó ir hasta el psiquiatra) y mi amigo se va a mi
> médico
> > de cabecera a pedirle las recetas; no, tampoco me dan las recetas
> > porque se trata de un médico "privado".
> > En fin, que el médico de la seguridad social no me atiende, pero si
> > voy a uno privado no me dan las recetas. ¿Qué se supone que debo
> > hacer? Imagino que acudir al hospital, pero dada mi última
> experiencia
> > en las urgencias del Hospital Central, decidí que no pasaba más
> por
> > eso. Estuve cuatro horas en una sala, muerta de ansiedad, y una
> señora
> > inmensa me preguntó si sería necesario que me "escoltaran" los
> > guardias de seguridad. ¿Guardias de seguridad? ¿pero esta tía
> qué se
> > cree que soy, Jack el destripador?.
> > Ya veo que me seguiré estrellando una y otra vez con la maravillosa
> > sanidad asturiana. Si alguien tiene una sugerencia será bienvenida.
> > Un saludo cariñoso a todos. Ahora leeré la cantidad de cosas que
> > habéis escrito en este tiempo.
> > Marta
> >
>

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RV: [Bipolares El Prat de Llobregat] RV: [bipolaresasturias] Volviendo a la vida

 

 


De: JOSE GARCIA MENDEZ [mailto:otegarcia@gmail.com]
Enviado el: miércoles, 07 de noviembre de 2007 17:17
Para: ote_garcia@msn.com
Asunto: [Bipolares El Prat de Llobregat] RV: [bipolaresasturias] Volviendo a la vida

 

 

No sé cuánto tiempo llevo sin entrar por aquí. He pasado el último mes
(tal vez algo más, no estoy segura) encerrada en mi cuarto, bajo todos
los demonios en forma de pensamientos destructivos. Hoy vuelvo a
levantarme, con pocas ganas, agotada, pero en pie que es lo importante.
Lo que quería comentaros no eso, si no el hecho de que uno choque una
y otra vez con la maldita burocracia y con la necedad de tanta gente
intransigente. Es una sensación de desamparo absoluta.
Después de una semana de no lograr levantarme (ni siquiera para
ducharme) un amigo llamó a mi centro de salud mental para que me
dieran cita urgente. La respuesta fue: "Aquí no atendemos urgencias.
Que acuda al hospital". Bien, si tengo que ir al hospital entonces
quiero mi historia médica, para que pueda leerla el psiquiatra que me
atiende. No, tampoco me dan la historia médica. Al final decide
llevarme a uno de los psiquiatras de su cuadro médico; me ve, intenta
hablar conmigo, me recomienda ingresar ( a lo que esta vez me niego) y
me cambia el antidepresivo. Yo me vuelvo a mi cuarto (demasiado
trabajo me costó ir hasta el psiquiatra) y mi amigo se va a mi médico
de cabecera a pedirle las recetas; no, tampoco me dan las recetas
porque se trata de un médico "privado".
En fin, que el médico de la seguridad social no me atiende, pero si
voy a uno privado no me dan las recetas. ¿Qué se supone que debo
hacer? Imagino que acudir al hospital, pero dada mi última experiencia
en las urgencias del Hospital Central, decidí que no pasaba más por
eso. Estuve cuatro horas en una sala, muerta de ansiedad, y una señora
inmensa me preguntó si sería necesario que me "escoltaran" los
guardias de seguridad. ¿Guardias de seguridad? ¿pero esta tía qué se
cree que soy, Jack el destripador?.
Ya veo que me seguiré estrellando una y otra vez con la maravillosa
sanidad asturiana. Si alguien tiene una sugerencia será bienvenida.
Un saludo cariñoso a todos. Ahora leeré la cantidad de cosas que
habéis escrito en este tiempo.
M.

Correo de un miembro del foro ABA Asociación Bipolares de Asturias.

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Publicado por JOSE GARCIA MENDEZ para Bipolares El Prat de Llobregat el 11/07/2007 05:16:00 PM

RV: [bipolaresasturias] Volviendo a la vida

 

No sé cuánto tiempo llevo sin entrar por aquí. He pasado el último mes
(tal vez algo más, no estoy segura) encerrada en mi cuarto, bajo todos
los demonios en forma de pensamientos destructivos. Hoy vuelvo a
levantarme, con pocas ganas, agotada, pero en pie que es lo importante.
Lo que quería comentaros no eso, si no el hecho de que uno choque una
y otra vez con la maldita burocracia y con la necedad de tanta gente
intransigente. Es una sensación de desamparo absoluta.
Después de una semana de no lograr levantarme (ni siquiera para
ducharme) un amigo llamó a mi centro de salud mental para que me
dieran cita urgente. La respuesta fue: "Aquí no atendemos urgencias.
Que acuda al hospital". Bien, si tengo que ir al hospital entonces
quiero mi historia médica, para que pueda leerla el psiquiatra que me
atiende. No, tampoco me dan la historia médica. Al final decide
llevarme a uno de los psiquiatras de su cuadro médico; me ve, intenta
hablar conmigo, me recomienda ingresar ( a lo que esta vez me niego) y
me cambia el antidepresivo. Yo me vuelvo a mi cuarto (demasiado
trabajo me costó ir hasta el psiquiatra) y mi amigo se va a mi médico
de cabecera a pedirle las recetas; no, tampoco me dan las recetas
porque se trata de un médico "privado".
En fin, que el médico de la seguridad social no me atiende, pero si
voy a uno privado no me dan las recetas. ¿Qué se supone que debo
hacer? Imagino que acudir al hospital, pero dada mi última experiencia
en las urgencias del Hospital Central, decidí que no pasaba más por
eso. Estuve cuatro horas en una sala, muerta de ansiedad, y una señora
inmensa me preguntó si sería necesario que me "escoltaran" los
guardias de seguridad. ¿Guardias de seguridad? ¿pero esta tía qué se
cree que soy, Jack el destripador?.
Ya veo que me seguiré estrellando una y otra vez con la maravillosa
sanidad asturiana. Si alguien tiene una sugerencia será bienvenida.
Un saludo cariñoso a todos. Ahora leeré la cantidad de cosas que
habéis escrito en este tiempo.
M.

Correo de un miembro del foro ABA Asociación Bipolares de Asturias.

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martes, 6 de noviembre de 2007

Seroquel como estabilizador

Subject: [bipolaresasturias] Seroquel como estabilizador

Un antipsicótico atípico con un mecanismo de acción diferente reduce el riesgo de un evento de estado de ánimo en el trastorno bipolar 1

Nuevos estudios de quetiapina presentados en el Congreso de la Sociedad Europea de Neuropsiquiatría (ECNP) en Viena


Madrid, 16 de octubre

Nuevos datos de ensayos clínicos a largo plazo presentados en el Congreso de la ECNP en Viena, demostraron que Seroquel (fumarato de quetiapina) en combinación con litio o divalproex aumenta significativamente el tiempo hasta la recurrencia de cualquier evento de estado de ánimo en pacientes con trastorno bipolar 1. Otros datos preclínicos demostraron que Seroquel alcanza las tres vías de neurotransmisores en el cerebro –lo que contribuye a su diferente perfil clínico. Estos datos también demostraron que la dosis de quetiapina alcanza al NET – transportador de la norepinefrina, un neurotransmisor que se sabe que juega un papel en la depresión.

El estudio 126, un estudio internacional, a gran escala, doble ciego, investigó el tiempo hasta la recurrencia de un evento del estado de ánimo (maníaco, depresivo o mixto) en 1.461 pacientes con trastorno bipolar 1 inicialmente estabilizados con Seroquel (400-800 mg/día) más litio o divalproex. Después de la estabilización por un mínimo de 12 semanas, 703 pacientes fueron distribuidos de forma aleatoria para tratamiento de mantenimiento con Seroquel en combinación con litio o divalproex, o placebo en combinación con litio o divalproex hasta completar 104 semanas. En comparación con placebo, menos pacientes en el grupo Seroquel tuvieron un evento de cambio de ánimo, definido como maníaco, mixto, o un episodio depresivo (49.0% versus 18,5%). El tratamiento combinado con Seroquel también redujo de forma significativa el riesgo de recurrencia de un evento de ánimo en comparación con placebo más litio o divalproex (ratio de azar 0,28%; p<0,0001).

"Los resultados del estudio demuestran claramente que el tratamiento de mantenimiento con Seroquel más litio o divalproex aumentó el tiempo de recurrencia de cualquier evento del estado de ánimo en pacientes con trastorno bipolar 1", comentó el profesor Eduard Vieta, del Hospital Clinic de Barcelona. "Estos hallazgos son muy buenos tanto para los pacientes como para los médicos, ya que indican que en el futuro puede haber nuevos avances en la elección de tratamientos bien tolerados que pueden controlar a largo plazo tanto los síntomas de manía como los de depresión".

De momento Seroquel no está aprobado para el tratamiento de mantenimiento bipolar en ningún país del mundo: en julio de 2007 se hizo la solicitud de registro a la FDA y se está preparando actualmente la solicitud de registro en la UE.

Un estudio preclínico también presentado en el ECNP utilizó la imagen cerebral con tomografía por emisión de positrones (PET) para investigar el mecanismo de acción de Seroquel en primates no –humanos. Seroquel (quetiapina) tanto directamente como indirectamente (vía su metabolito activo principal, norquetiapina) se encontró que llegaba a los receptores cerebrales dopamina D2 y serotonina 5-HT2A en concentraciones en sangre similares a las utilizadas durante el tratamiento con las dosis clínicamente recomendadas de Seroquel en humanos. Además, el principal metabolito activo de Seroquel, norquetiapina, demostró que alcanzaba el NET –el transportador de la norepinefrina (noradrenalina). La inhibición del NET eleva los niveles de norepinefrina (noradrenalina) en áreas específicas del cerebro, un efecto que se asocia con la acción antidepresiva.

El profesor Lars Farde, del Departamento de Neurociencia Clínica, del Instituto Karolinska, Estocolmo, Suecia y de AstraZeneca Pharmaceuticals, Dödertaälje, Suecia, comentó: "El exclusivo perfil de unión a receptor de Seroquel junto con los nuevos PET demuestran que quetiapina y norquetiapina ocupan tres lugares claves en el cerebro, uno de los cuales está particularmente asociado con la depresión. Creemos que este mecanismo puede ser responsable de las mejoras observadas en una amplia gama de síntomas cuando los pacientes con esquizofrenia o trastorno bipolar son tratados con Seroquel".

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domingo, 4 de noviembre de 2007

BENEFICIOS FISCALES DE LA MINUSVALÍA.

BENEFICIOS FISCALES DE LA MINUSVALÍA.

        

Para que legalmente una persona sea reconocida minúsválida o discapacitada debe alcanzar un porcentaje de valoración igual o superior al 33%.

 

Los beneficios fiscales que se obtiene son los siguientes:

 

•        Deducción de la Cuota del IRPF.

•        Exención del Impuesto de Matriculación de vehículos. (ayuntamiento)

•        Exención de viñeta. (ayuntamiento)

•        Reducción del Impuesto de sucesión.

•        Reducción en el impuesto de donaciones.

 

 

Otros beneficios de posible interés:

 

•        Empleo: Centros especiales de empleo, oferta pública de empleo (reserva de puesto de trabajo), empleo autónomo (Bonificación al propio discapacitado trabajador autónomo) y empleo ordinario (Bonificación a empresas que contratan personas con discapacidad.  INEM

 

•        Pensión no contributiva y Prestación Hijo a Cargo \ LISMI ( se deben cumplir los requisitos oportunos)

 

•        Beneficios de ISFAS y MUFACE

 

•        Vivienda. Reserva de viviendas de protección Oficial, obras de remodelación y adaptación de eliminación de barreras...

 

•        Tarjeta de Estacionamiento para personas Discapacitadas con movilidad reducida. ( ayuntamiento)

 

•        Otros beneficios de distintas administraciones. ( Beneficios de RENFE, educación, etc.)

 

•        Otros beneficios de régimen interno que varían según las entidades y sus principios.

 

Fuente: ABA Asociación Bipolares Asturias

 

 

                  

sábado, 3 de noviembre de 2007

ALTERACIONES DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA EN EL TRASTORNO BIPOLAR

ALTERACIONES DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA EN EL TRASTORNO BIPOLAR

 

Entrevista exclusiva a  Carla Torrent

Psicóloga del Programa de Trastornos Bipolares

Institución: Departamento de Psiquiatría. Hospital Clínic y Provincial de Barcelona, España

Barcelona España

 

"Los trastornos de la conducta alimentaria son frecuentes entre los pacientes bipolares, pero a pesar de ello las publicaciones sobre el tema son escasas. La prevalencia de anorexia o bulimia oscila entre 4% y 6% en éstos pacientes..”

La Sociedad Iberoamericana de Información Científica (SIIC) tuvo el agrado de entrevistar a la Dra. Carla Torrent, en referencia al artículo “Una Escala Autoaplicada para las Alteraciones de la Conducta Alimentaria en el Trastorno Bipolar: Bipolar Eating Disorder Scale (BEDS) de Barcelona" editado en la Actas Españolas de Psiquiatría :127-131 

 

 

 

Preguntas formuladas por los médicos que integran la agencia Sistema de Noticias Científicas (aSNC), brazo periodístico de SIIC.

 

 

Barcelona España (especial para SIIC):

 

 

 

 ¿Cuáles son los métodos disponibles para evaluar las alteraciones alimentarias en general?

En el diagnóstico de la anorexia y de la bulimia nerviosas, la identificación y el registro de los síntomas tienen relevancia decisiva. Estos síntomas van desde factores físicos hasta conductuales, cognitivos y emocionales. Algunos son más aparentes, como la pérdida de peso pronunciada, la amenorrea y los síntomas corporales secundarios; otros lo son menos, como la actitud hacia la comida, la imagen del propio cuerpo, los rasgos de la personalidad, la psicopatología previa y los déficit comunicativos, sociales y cognitivos.En los trastornos de etiología y patogenia complejas, como los de la alimentación, son de vital importancia la adecuada exploración psicopatológica y conductual, el análisis y el registro estandarizado de las distintas áreas conflictivas, tanto durante la fase inicial de diagnóstico como durante la fase de tratamiento. Además de la evaluación médica, la evaluación psiquiátrica es básica y deberá incluir la historia clínica, un estudio psicológico y la evaluación familiar. En los últimos años se describieron numerosas pruebas psicométricas y autoinformes para la exploración de los distintos factores presentes en estos pacientes, los más utilizados son: Bulimic Investigatory Test Edinburgh (BITE), Henderson, 1987; Eating Disorder Inventory (EDI) Garner, 1983; Body Shape Questionnaire (BSQ), Cooper, 1987; Three Factor Eating Questionnaire (TFEQ), Stunkard 1985; Mizes Anorectic Cognitions (MAC), Mizes, 1988; Bulimia Test, Revised (BULIT-R), Smith, 1984; Questionnaire on Eating and Weight Patterns, Revised (QEWP-R), Spitzer, 1994, y Eating Disorder Examination (EDE), Fairburn, 1993. En ellas se evalúan distintas dimensiones relacionadas que afectan la conducta alimentaria de una persona: actitud frente a la alimentación, conducta, peso, imagen corporal, aspectos cognitivos.

 

 ¿Cuáles de ellos son específicamente aplicables para el trastorno bipolar?

Los instrumentos descritos en la pregunta anterior, además de ser bastante extensos, no tienen en cuenta las características especiales que conforman el trastorno bipolar, por lo tanto, hasta ahora no existía ningún instrumento para evaluar de forma específica las alteraciones alimentarias en el trastorno bipolar. Puesto que la mayoría de las personas con enfermedad bipolar presentan quejas inespecíficas o formas atípicas o incompletas de trastorno alimentario se diseñó un instrumento, la escala BEDS, que abarca un amplio abanico de problemas relacionados específicamente con los que refieren los pacientes bipolares, y que resulta sencilla y fácil de aplicar.

 

 ¿Cuál es la prevalencia general de los trastornos alimentarios?

Los trastornos de la alimentación son patologías que incrementaron en mayor medida su incidencia en los últimos años. La mayoría de personas afectadas por estos trastornos son mujeres adolescentes, si bien cada vez es mayor la prevalencia en hombres y adultos. Es muy difícil precisar los datos epidemiológicos reales, pues en una gran mayoría de casos estos trastornos no son diagnosticados debido a que las pacientes raramente revelan o comunican sus síntomas a los profesionales de la salud y también es infrecuente que lo hagan en el ámbito familiar.Tan sólo en EE.UU. cerca de 8 millones de adolescentes y adultos jóvenes tienen síntomas de trastornos alimentarios; de éstos, más del 90% son mujeres y más del 75% son adolescentes, se estima que la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa afectan aproximadamente 1.2 millones de mujeres en ese país. Otros autores afirman que, paradójicamente, la incidencia de la anorexia nerviosa entre las mujeres jóvenes con mayor riesgo de padecerla no se incrementó significativamente, mientras que sí lo hizo entre las de 20 y 30 años.Por término medio, la incidencia de la anorexia nerviosa es de 20 a 30 mujeres menores de 25 años por 100 000 habitantes, con una prevalencia de 0.5% a 1%. La incidencia y la prevalencia de la bulimia nerviosa presentan cifras variables, entre 1% y 13% y entre 1% y 20%, respectivamente. Además de la anorexia y la bulimia nerviosas, los síndromes parciales (trastornos alimentarios que no cumplen todos los criterios para los anteriores) tienen prevalencia e incidencia elevadas en la población adolescente. De este manera encontramos estudios con una prevalencia de 3.3% y 3.2% para el trastorno por atracón, y de prevalencias a lo largo de la vida para los trastornos de la conducta alimentaria no especificados de 3%.

 ¿Cuál es la frecuencia de asociación entre los trastornos bipolares y otras patologías psiquiátricas?

El trastorno bipolar presenta una elevada comorbilidad con otros trastornos psiquiátricos. Las cifras más altas de comorbilidad corresponden a los trastornos por abuso y dependencia de sustancias y trastornos por ansiedad. Se estima que alrededor de 50% de los pacientes bipolares tiene un trastorno comórbido por abuso de sustancias. Respecto de los trastornos de ansiedad, que incluyen ansiedad generalizada, angustia, trastorno obsesivo compulsivo y fobias, podrían afectar hasta un 20% de los pacientes bipolares, aunque algunos de los autores elevan estas cifras al doble. El tercer diagnóstico comórbido más frecuente es el de trastorno de personalidad, varios estudios constataron que 40% a 50% de los pacientes cumplen criterios para ser diagnosticados con trastorno de la personalidad, con preponderancia de los grupos B y C. Algunos trastornos de personalidad que se presentan frecuentemente en pacientes bipolares son el obsesivo compulsivo, el límite, el narcicista y el evitativo; además, se aprecia también comorbilidad con trastorno de la personalidad antisocial e histriónico.Los trastornos de la conducta alimentaria son frecuentes entre los pacientes bipolares, pero a pesar de ello las publicaciones sobre el tema son escasas. La prevalencia-vida del trastorno bipolar entre los pacientes afectados de anorexia o bulimia oscila entre 4% y 6%, si bien algunos autores sitúan estas cifras por encima del 10%.Respecto de otras patologías psiquiátricas, la prevalencia del trastorno por control de impulsos en el trastorno bipolar se sitúa entre 13% y 23%. Un estudio reciente sugiere que el trastorno por déficit de atención con hiperactividad es sumamente prevalente en el trastorno bipolar. En ese estudio, 8 de 14 (57%) adolescentes bipolares que habían sido hospitalizados para el tratamiento de manía aguda o hipomanía también cumplían criterios para déficit de atención con hiperactividad.

¿Podría explicar la influencia del patrón estacional en los trastornos bipolares?

Entre 10% y 20% de los pacientes bipolares están influidos por el cambio de estación. Hay pacientes que tienen cierta tendencia a presentar el mismo tipo de episodio en coincidencia con determinada estación del año. Es lo que se conoce como patrón estacional. Generalmente se compone de depresión invernal e hipomanía o manía en primavera-verano pero también existe el patrón inverso. Esta alteración está relacionada con los cambios en el número de horas de luz solar, por lo tanto, es mucho más común en países alejados del ecuador, en los que hay mucha más variación de disponibilidad de luz solar entre verano e invierno. Las depresiones invernales suelen incluir en sus síntomas el aumento de la ingesta y más específicamente el craving por carbohidratos (presente sobre todo en mujeres, con una proporción de 4:1). El craving por carbohidratos se asocia a un déficit serotoninérgico y existen datos sobre mejoría subjetiva del tono tímico una vez finalizado el episodio de craving. Los trastornos de la conducta alimentaria en las depresiones atípicas presentan cierto grado de similitud fenomenológica con los síntomas bulímicos, en particular por la existencia de pérdida de control sobre la conducta alimentaria.El tratamiento para esta alteración del curso del trastorno bipolar es la fototerapia, este tratamiento se basa en el uso de lámparas de luz blanca hiperintensa que deben utilizarse a diario, preferentemente durante la mañana, en la época de menor período de luz (invierno).

 

 ¿Cuáles son los trastornos alimentarios prevalentes entre los pacientes bipolares?

Disponemos de pocos estudios llevados a cabo sobre patología alimentaria y trastorno bipolar pesar de la frecuente comorbilidad que podemos observar en la clínica diaria. Los escasos estudios realizados confirman la asociación mórbida entre trastornos bipolares y alimentarios y en particular entre bulimia y trastorno bipolar tipo II. Sin embargo, la mayoría de los problemas de conducta alimentaria presente en pacientes bipolares no cumplen, por sus características y gravedad, criterios para un trastorno específico de la conducta alimentaria.Aunque se describió la concurrencia de bulimia nerviosa y depresión, la asociación entre bulimia nerviosa y manía carece de evaluaciones sistemáticas. Algunos estudios observaron índices elevados de trastorno bipolar en pacientes con bulimia nerviosa y sus familiares, lo cual sugiere una asociación entre estos trastornos. El índice de bulimia comórbida en el trastorno bipolar se sitúa en entre 2% y 15%. En un estudio de 1996 se observó que 13% de los pacientes cumplían criterios para trastornos por atracón, 25% mostraban síndrome de trastorno por atracón parcial, y 16% de los pacientes se daban atracones nocturnos además de durante el día. Otro estudio sugería que la bulimia nerviosa se presentaba con más frecuencia en pacientes mixtos que en los maníacos puros. Sin embargo, se obervó un índice aumentado de trastorno bipolar, sobre todo de tipo II, en diversos estudios epidemiológicos de pacientes con bulimia nerviosa.

 

 ¿Podría definir que es la BEDS?

Para atender la necesidad de poder determinar la efectividad de los enfoques terapéuticos sobre los hábitos alimentarios del paciente bipolar resulta imprescindible disponer de un instrumento de medida de las alteraciones en la conducta alimentaria específico para dichos pacientes, que demuestre en términos de validez y sensibilidad el cambio de su adecuación para el estudio de esta sintomatología, y que demuestre factibilidad suficiente para su uso en el servicio de Psiquiatría, por esta razón se creó la Bipolar Eating Disorder Scale Barcelona (BEDS) que constituye el primer instrumento de screening de las alteraciones alimentarias en el trastorno bipolar. Es una escala sencilla, breve y autoaplicada que proporciona una medida de intensidad de los problemas alimentarios de los pacientes bipolares, del mismo modo que una escala para la ansiedad permite evaluar dicho síndrome en pacientes con diagnóstico primario distinto de trastorno de ansiedad. Se seleccionaron los 10 puntos relacionados con los problemas más comúnmente expresados. Los puntos se pueden dividir en diferentes grupos: los que hacen referencia a la regularidad de los hábitos, a la influencia del estado de ánimo en la ingesta alimentaria, trastornos de la conducta alimentaria ¿como los atracones¿, el mecanismo regulador de la saciedad, el hecho de comer de manera compulsiva y el craving de carbohidratos. Los puntos tienen cuatro posibles respuestas (0 = nunca, 1 = algunas veces, 2 = a menudo, 3 = siempre). El total se obtiene sumando la puntuación de cada ítem, por lo tanto, la puntuación total puede ir de 0 a 30. Los pacientes con puntuaciones superiores a 13 probablemente sufran alteraciones relevantes en su conducta alimentaria.

¿Cuál es su aplicación y su importancia en el contexto del trastorno bipolar?

Esta escala permite evaluar la intensidad y la frecuencia de las diversas alteraciones de la conducta alimentaria. La detección de estas alteraciones nos permitirá realizar una intervención individualizada para nuestros pacientes, para ver exactamente cuáles son sus mayores dificultades y cómo repercuten éstas en su calidad de vida. Para el trastorno bipolar es fundamental la medicación, pero también es muy importante la regularidad de los hábitos: del sueño, alimentarios... Muchas de las alteraciones de la conducta alimentaria que presentan los pacientes bipolares provocan un importante aumento de peso que genera gran malestar psicológico (deterioro de la autoimagen y la autoestima), así como posibles complicaciones físicas en un futuro. Asimismo, estudios recientes concluyeron que los pacientes obesos con trastorno bipolar presentan peor pronóstico que los pacientes que no tienen sobrepeso.Todo ello hace necesario plantearse un enfoque conjunto que tenga en cuenta los diferentes factores relacionados con el aumento de peso a fin de poder mejorar el tratamiento y diseñar programas de intervención para regular el peso de nuestros pacientes y facilitar pautas destinadas a una educación nutricional para mejorar así su calidad de vida. Por tanto, la BEDS será de ayuda en el contexto del trastorno bipolar, para optimizar el tratamiento de nuestros pacientes de forma multidisciplinaria, de modo que intervengan criterios nutricionales, farmacológicos y psicológicos, de esta forma lograremos mayor cumplimiento del tratamiento y mantenimiento del peso perdido a largo plazo.

¿Cómo fue construida la escala y qué evalúa?

La escala fue constituida a partir de dos fuentes: puntos de otras escalas de patología alimentaria ya existentes, adaptados a las preocupaciones planteadas al respecto por nuestros pacientes, en la práctica clínica diaria y las propias características de la enfermedad bipolar, y un listado de síntomas referido por una amplia muestra de 350 pacientes pertenecientes al programa de trastornos bipolares del Hospital Clínico de Barcelona, a los que se les preguntó acerca de dificultades en sus hábitos alimentarios. A partir de allí se realizó una selección de puntos, se eliminaron los menos citados y los redundantes y una comisión de expertos en trastorno bipolar y en patología alimentaria seleccionó los 10 más significativos. Posteriormente un grupo más amplio de expertos realizó algunas modificaciones en su redacción y el formato de la escala y dio su aprobación. El resultado es el diseño de esta sencilla escala, que implica muy poco tiempo de ejecución, y es autoaplicada. El punto de corte se estima a partir de la mediana de una muestra de controles sanos (n = 55) más dos desviaciones estándar. La escala permite evaluar la intensidad y la frecuencia de las diferentes alteraciones de la conducta alimentaria en el trastorno bipolar.

¿Qué cambios se esperan a partir de su aplicación?

Antes que nada, estamos en vías de validar la escala en otros países europeos, y queremos que no sólo sirva como instrumento de screening sino que la escala BEDS pueda servir también de índice predictor de aumento de peso, evaluar los pacientes antes de iniciar un tratamiento farmacológico, y observar si correlacionan las puntuaciones más elevadas en la BEDS con el perfil de pacientes con más tendencia al aumento de peso, lo que nos podría dar muchas pistas respecto de qué tratamiento será más adecuado para cada paciente y también qué intervención se puede realizar desde el primer momento.

 

 

 

 

 

 

 

Duelo: cómo superar la pérdida de un ser querido

Duelo: cómo superar la pérdida de un ser querido

El duelo tras la pérdida de un ser querido es un proceso que suele durar entre 6 y 12 meses, pero que en algunos casos se prolonga en el tiempo y se intensifica apareciendo síntomas cercanos a la depresión. Es lo que se denomina duelo patológico.

 

El duelo es un proceso adaptativo normal ante una pérdida, generalmente de un familiar o persona cercana, que tiene consecuencias psicológicas (tristeza), biológicas y sociales, suponiendo uno de los acontecimientos más estresantes que debe afrontar el ser humano.

A pesar de que el duelo es un tema relativamente novedoso en las consultas médicas, lo cierto es que, según la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), los datos apuntan que estos médicos atienden anualmente entre 70 y 100 procesos de duelo de sus pacientes.

En este sentido, el doctor José Ángel Arbesú, coordinador del Grupo de Trabajo de Salud Mental de SEMERGEN, señala que “la frecuencia del duelo en la consulta de primaria es normal ya que somos en muchas ocasiones el médico que ha atendido al fallecido hasta su muerte y se ha ido valorando la situación familiar en todo el momento”.

“En el duelo, nuestro papel es escuchar a la persona doliente, facilitar la comunicación para expresar sentimientos y emociones, pero también informar de todo el proceso y que sus pensamientos y conductas son totalmente normales”, señala este experto.


Evolución del duelo

El duelo tras la pérdida de un ser querido es un proceso normal de adaptación y por tanto no se considera una entidad patológica psiquiátrica. Un periodo que suele durar entre 6 y 12 meses, y que puede aparecer también ante cualquier otro suceso desagradable en la vida, como un despido laboral o un desencanto amoroso.

“Encontramos duelo en personas que pierden su trabajo, que quedan invalidas por un accidente de tráfico, o mujeres a las que se les ha practicado una mastectomía, etc. y por supuesto se puede cronificar e intensificar hasta convertirse en patología como por el fallecimiento de una persona”, asegura Javier García Campayo, psiquiatra del Hospital Miguel Servet de Zaragoza.

Las manifestaciones del duelo incluyen síntomas afectivos/emocionales (irritabilidad, ansiedad), así como alteraciones en el comportamiento (conducta antisocial o somatizaciones). Además, en la intensidad del duelo pueden influir también en la persona que lo sufre una serie de factores relacionados con las circunstancias del fallecimiento del ser querido, como la rapidez con la que ha sucedido o lo inesperado del hecho.

Asimismo, hay que tener en cuenta las circunstancias personales del que vive este hecho, como son su propia vulnerabilidad, el apoyo social con el que cuente, la relación mantenida con el fallecido o el posible sentimiento de culpa que pueda padecer ante el suceso, aunque no sea real.

Sin embargo, lo más preocupante que puede suceder en un duelo es cuando éste se prolonga en el tiempo, y se intensifica apareciendo síntomas cercanos a la depresión que incluso impiden la vida normal de las personas. Es entonces cuando el duelo pasa a denominarse duelo patológico.


El duelo patológico

Cuando fracasa el proceso mental de adaptación aparece lo que se denomina duelo patológico. Según destacan los expertos, éste es imprevisible en cuanto a duración, consecuencias y secuelas, y puede ir desde la intensificación de la respuesta adaptativa hasta la aparición de cuadros psiquiátricos complejos.

En este sentido, el doctor Miquel Roca, de la Unidad de Psiquiatría del Hospital Juan March de Palma de Mallorca señala que “el duelo puede convertirse en duelo patológico cuando su gravedad y duración no guardan proporción con la pérdida. Por tanto, es importantísimo hacer un buen diagnóstico diferencial, apoyar el duelo normal y probablemente tratar o derivar el patológico si los síntomas son graves”.

De hecho, hay especialistas que consideran que casi todos los trastornos mentales pueden encontrarse como manifestación del duelo patológico en personas que no han sufrido ninguna enfermedad mental previa.

Así, los datos revelan que alrededor de un 16 por ciento de las personas que sufren la pérdida de un ser querido presentan un cuadro depresivo durante el año siguiente al fallecimiento del familiar o amigo. Una cifra que se incrementa hasta aproximadamente el 85 por ciento en la población mayor de 60 años.

Además, cerca de 5 de cada 100 personas pueden experimentar alucinaciones e incluso sentimientos de culpa que se intensifican tras cumplir el periodo normal de adaptación a la pérdida.


Tratamiento más efectivo

El tratamiento con observación prolongada del paciente es el método que los expertos consideran como el más efectivo para conseguir que el paciente recupere su vida normal, tanto dentro de su vida cotidiana como en compañía de sus familiares más próximos.

No obstante, también señalan que el derecho al duelo es legítimo y se tiene que tratar si la persona lo pide, ya que el dolor sirve a veces para que el afectado "crezca como persona y salga adelante", y que el que un suceso desagradable afecte más o menos depende de la personalidad del aquejado e incluso, de su cultura o sus creencias.

Sin embargo, el doctor Javier García Campayo, explica que “cada vez más personas demandan tratamiento para no sufrir, y es que vivimos en una sociedad que no está preparada para el sufrimiento. El tratamiento farmacológico a medio y largo plazo no debería estar recomendado para duelos no patológicos, ya que impiden que este se resuelva con normalidad”.

Por su parte, el doctor Miquel Roca, miembro de la Sociedad Española de Psiquiatría y médicos de Atención Primaria, señala que hay que evitar que se prolonguen "días de recuerdo" en atención a no alargar el dolor de la persona. El 5 por ciento de la población española sufre alguna pérdida o similar y aproximadamente el 2 por ciento traduce esa pérdida en trastornos o depresiones "que se deben vigilar", concluye este experto.

Por último, tal y como señala el doctor Zarco, los familiares son "el principal sustento antes que la ayuda profesional" y que los pacientes "necesitan la mayor atención por parte de ellos para que vuelvan a su vida normal", aunque también tienen que ser objeto de atención médica profesional.

 

 

 

 

 

 

Fecha de publicación: octubre 2007

 

viernes, 2 de noviembre de 2007

RE: Cuando fue ?


De: bipolaresasturias@yahoogroups.com

 

Ca….:

         Interpretaste correctamente mis palabras, por algo eres un pilar de bipolaresasturias. En la pelicula "mente brillante" el Dr. Nash quien padece una Esquizofrenia grave  que despues viraria a un TAB I,  en un momento dado, descubre que sus alucinaciones son irrreales porque han pasado diez años y la niñita que se le aparece en sus episodios maniacos no crecio.Este fue el principio  para que el Dr. Nash, galardonado despues con el premio nobel aprendiera a dominar su trastorno. 

 

Estoy seguro, que cuando nos conocemos a nosotros mismos, cuando sabemos exactamente cuales son nuestras fortalezas y nuestras debilidades, estamos listos, como el Dr. Nash, para descubrir ese algo que nos permite identificar lo real de lo irreal, y asi, poder  controlar ese mosntruo que se desliza por entre nuestros defectuosos neurotransmisores, cargado de alucinaciones, delirios, sentimientos negativos de desesperanza y muerte.

 

! Animo a todos ¡  Ni un paso atras. No somos diferentes de los demas, somos más valientes porque nuestra lucha es diaria...y a muerte. O el trastorno nos vence y nos destruye ó lo vencemos y esta bajo nuestro dominio. Nosotros no tenemos alternativas...por esta razon en nuetro ideario solo puede aparecer la palabra vencere.

 

                                       Con el cariño de siempre: R….. 

 

 

Cuando fue ?

 

 


De: bipolaresasturias@yahoogroups.com


Querido R., muy interesante lo que escribiste, que invita al
análisis y al conocimiento de nosotros mismos.

Pienso que no se le puede echar un pulso a la enfermedad. Saber que
está ahí y que a veces será ella la que mande, pero que
contamos con una serie de medios para que sea su mandato lo más leve
posible: medicación, terapias, familia, amigos. Todo ello puede
ayudarnos en un momento de crisis. La enfermedad puede ganarnos en una
batalla, pero no la guerra. La guerra la ganamos nosotros,
levantándonos cada vez que haga falta, poco a poco y sin perder la
esperanza.

Es en esa lucha en la que los sentimientos de minusvalía van
desapareciendo. Ante la certeza de la fortaleza que tenemos al saber que
el "enemigo" está en casa y al mismo tiempo aprendemos a vivir con
él. Día a día. Cohesistencia pacífica mientras que se pueda.

Un abrazo C.


 Hola a todos:

 ¿ Alguna vez te has detenido a pensar cuando fue la primera vez
que, despues de enterarte que padeces un TAB I, empezaste a
autocompadecerte, empezaste a autocastigarte, empezaste con los
sentimientos de minusvalia y despues sentiste ese febril impulso de
suicidarte que te llevo a una situacion limite ?

 Nadie te conoce mejor que tu mismo, y si hay algo cierto en esta vida,
es que podemos mentirle a todo el mundo pero no podemos mentirnos a
nosotros mismos.

 Ahora, a solas, en el silencio de tu habitacion preguntate si el TAB
es mas fuerte y poderoso que tu, luego evalua tu respuesta, pues ella
sin dudas te dira si estas derrotado o si eres un vencedor y estas
sobreponiendote a una simple contingencia de la vida.

 Con cariño: sher
___

jueves, 1 de noviembre de 2007

Comer



De: bipolaresasturias@yahoogroups.


Entrevista a la Dra. Patricia Aguirre (antropóloga)

¿Cuál es la historia personal que la vincula al tema?

Mi madre seleccionaba los ingredientes con preocupación ecológica, el orden y la limpieza eran diosas a las que les rendía pleitesía y en su altar sacrificaba su tiempo y su energía.

Otros dioses familiares requerían el sacrificio de una gallina (para el día de la madre y primero de año, en casa de los abuelos) esta víctima propiciatoria -en la raviolada posterior- aseguraba con su carne la unión familiar y el buen comienzo del año. La muerte ritual del bicho y su preparación en infinitos cuadraditos blancos, que irían apareciendo a través de sucesivos pasos hasta desparramarse sobre la mesa entre nubes de harina, me fascinaban casi tanto como la distribución de los lugares de las personas en la mesa. Y las mesas “de grandes” y “de chicos” de donde mi primo mayor pugnaba por salir advirtiendo al mundo que ya era adulto.

Pero lo más maravilloso de la cocina de mi casa, era la relación entre el sabor del plato, sus ingredientes, la forma de cocción y su menaje. Olla de barro para las cazuelas, olla de hierro (heredé la de mi abuela) para guisos y tucos, olla panzona de aluminio para el puchero, paila de cobre para mermeladas y la ollita enlozada de asa larga para la salsa blanca. Por supuesto las sartenes de mi madre (como antes las de mi abuela y luego las mías) estaban preparadas para distintas formas de cocción y era causal de excomunión freír un huevo en la sartén equivocada.

Años después, acuné una máxima en mis relaciones con el mundo animal: “todo lo que come se amaestra” (lo he probado con peces, tortugas, iguanas, aves, perros y gatos). Lo que en mi niñez no sabía es que “los aguirre” como todas las familias me habían “amaestrado”, transmitiéndome a través de la comida todo un universo de valores, reglas y normas de comportamiento, y que yo era mujer y era Aguirre y era porteña y era argentina porque “comía como nosotros”.

El punto exacto de las carnes blancas y el soufflé eran pruebas iniciáticas para las cocineras y era sabido que la sutileza de sus sabores sólo podía ser percibidos en plenitud por las mujeres, tan suaves y delicadas como ellos. Los varones, en tanto, fuertes, seguros, viriles y violentos se llevaban bien con el consumo de carnes rojas y guisos condimentados. Años de análisis me costó entender el menú de los géneros.
Más fácil me resultó el menú de las edades: parecía racional, que los que no tenían dientes comieran puré. Eso sí, el horario pautado por la ciencia para la comida, no parecían llevarse bien con la biología, porque los bebés lloraban de hambre cuando tenían hambre y no cuando la teoría pediátrica de moda en esos años decía que debían comer (escuché a los mismos pediatras defender varias teorías contrapuestas a lo largo de mí mas de medio siglo de vida).

Los sabores inconfundibles de los aguirre: el bacalao de mi madre, el tuco de mi padre, el bife de mi abuelo, la provenzal de mi abuela, identificaban a mi familia entre todas las familias y a “estos” aguirre de “aquellos” aguirre incluso dentro mismo de nuestra parentela.

Y cuando en la adolescencia, mochila al hombro andaba por los caminos, el sabor de las empanadas locales siempre tenía como referencia “nuestra” empanada (ya no familiar sino pampeana) y aunque los hornos salteños parieran la más deliciosa de ellas, el punto cero del empanadómetro estaba en la carne cortada a cuchillo, pasa y huevo de la pampa.

Años más tarde, en Inglaterra - más precisamente en York- mientras buscaba desesperadamente un restaurante abierto a las diez de la noche y Mrs.Hundt me baldeaba los tobillos con la convicción de que “esa no era una hora decente para tomar la cena en su restaurante”, no podía dejar de pensar que al ser preparada en pastel de carne inglés, esa pobre vaca había muerto en vano y tanto más glorioso hubiera sido su destino si hubiera pasado a ser parte de un asado,“nuestro” asado, que por supuesto sólo nosotros -los Argentinos- sabemos preparar.

El día en que me encontré enseñándole a preparar dulce de leche a un sudafricano me di cuenta que no se concibe la vida, sin identidad culinaria, que no es otra cosa que identidad, que no es otra cosa que cultura.

Porque hasta ahí la antropología pasaba por mi estudio pero no por mi cocina, años me llevo hacer levar esta masa, pero finalmente llegó a su punto ya que la antropología me instalaba en la dinámica entre el sujeto y la estructura. Y yo era, indudablemente por lo que me había sido dado y por lo que había sabido elaborar, entonces con la licencia de la ciencia y la pasión de la viajera traté de saber a qué sabe la comida. Y para eso me largué a probar de todo lo que cayó en mi plato (y muchas cosas cayeron porque me esforcé particularmente por hacerlas caer ahí) desde el pollo de selva y el paiche en el amazonas hasta los gusanos rojos en Oaxaca, el pez espada en no-me-acuerdo-donde, el cocodrilo y el avestruz australianos, la mandioca amarga (convenientemente cocida para no morir por su contenido de cianuro) del Senegal. La antropología alimentaria me permitió saber algo del “sabor” y los “saberes”.


¿Cuál es su definición del verbo "comer" y ¿Qué comemos cuando comemos?

-Claude Fischler señalaba que “los humanos somos los únicos que comemos nutrientes y sentidos”. Para comprender qué y por qué comemos los humanos hay que abordar el fenómeno como lo que es, un hecho complejo que combina simultáneamente aspectos físicos y culturales. No sólo comemos para crecer y reponer la energía gastada en la vida cotidiana, una característica del comer humano es que (desde que somos omnívoros) el evento alimentario es colectivo y complementario, se realiza en sociedad -somos comensales- por lo tanto entra en el juego de las representaciones compartidas y como todo evento social es producto y produce relacione sociales.

El plato de comida, en cualquier sociedad y en cualquier tiempo, es producto de las relaciones sociales que hacen que eso que es designado como “comida” llegue al “plato” en forma de “productos” “cocinados” de acuerdo a ciertas “reglas” en forma de “recetas” cuyo “consumo” ha sido legitimado por su sociedad de acuerdo a criterios de edad, género, ocupación, religión, etc. Y tal evento a su vez produce relaciones sociales, marca la pertenencia del comensal a un estrato social, de ingresos, ocupación, religión, etc. a un género y a cierto tramo de edad.

Porque comer es un evento social tiene usos sociales: no sólo contribuye a la reproducción física sino que, legitimando el consumo de unos sobre otros, las sociedades reproducen su estructura de derechos y las desigualdades y la dominación de unas clases o estratos sobre otros.

La forma de comer marca el tiempo cotidiano o festivo y se utiliza como foco para actividades familiares y comunitarias. Se utiliza como premio o castigo, también para demostrar la naturaleza y profundidad de los sentimientos, para hacer frente al stress, como manejo político o económico. Al comer se demuestra la pertenencia a un grupo y también se marca lo que nos distingue como individuos, como familia y como sociedad es decir al mismo tiempo que señala nuestra pertenencia también marca nuestra particularidad. En fin, comer es parte de la identidad y es -como ésta- una construcción entre el yo del sujeto y el otro cultural. Porque aunque esté modelado por la construcción social del gusto que canaliza su expresión- el comer tiene un componente subjetivo, único, hedónico que depende de las características del sujeto, de su historia personal y los avatares de su deseo.

Así que en esa definición de “comer” como concepto polisémico, complejo, entendido como bisagra entre el sujeto y la estructura, que se despliegan sus usos sociales y nos permiten contestar qué comemos cuando comemos: nutrientes y sentidos.


¿Quién decide qué es "comestible", qué es "bueno", qué es "rico"?

La cultura, que es decir “nadie” y “todos” a la vez (y no todos por igual sino los que tienen poder para designar). En tanto “bueno” y “rico” son criterios de valor y los valores acerca de que está “bien” y que está “mal” son situados (histórica y geográficamente) dependerán de la relación de ese grupo de comensales con su ambiente (mediatizados por la tecnología de explotación de los productos y de preparación de esa comida) de la organización social de la distribución y de los valores que legitiman que algunos (géneros, edades, clases, sectores, funciones, etc.) coman más y otros menos. Estos fenómenos ligados a la estructura producen relaciones sociales que cristalizan en comidas diferenciales. La “comida de pobres”, los “platos femeninos” o la “alimentación infantil”, son categorías naturalizadas (por la posición social, por el género o la edad, que esconden estos fenómenos de estructura que legitiman el reparto diferente según la situación del comensal).

Asimismo no conozco pueblo donde coincidan “comida” y “comestible”. Siempre el abanico de lo “comestible” (en sentido de metabolizable por el organismo) es más amplio que lo que ese mismo grupo llama “comida” (es decir aquello socialmente aceptado para la alimentación por un grupo determinado y que importa procesos de producción, elaboración, distribución y consumo colectivos).

En este sentido el saber académico no salda la cuestión, más allá de su pretensión de objetividad, nuestras ciencias también estas atravesadas por la organización simbólica de nuestro espacio y nuestro tiempo y “sin querer” legitiman como saludable las características más deseables o más frecuentes en los sectores dominantes de la sociedad.

Una cosa interesante que se está produciendo hoy día es la multiplicación de los saberes legítimos que dicen qué y quien debe comer qué. En las culturas del pasado a lo sumo había dos o tres discursos acerca de la comida (el de la baja cocina, hogareña y femenina organizada alrededor de la supervivencia, el de la alta cocina organizado en torno a la política del hedonismo, y el discurso sanitario ligado a la salud), pero hoy en las sociedades urbanas, industriales, de esta modernidad tardía, la capacidad de nominar lo que hay que comer y los valores para fundarlo son muchos y diversos.

Hoy conviven los grandes cocineros que nos enseñan como comer rico para disfrutar de la vida, al mismo tiempo que el sistema médico que nos enseña como comer sano para sobrevivir a las enfermedades prevalentes, y las ecónomas que nos enseñan como comer barato para que lleguemos a fin de mes, junto a la industria que nos enseña como comer rápido, precocido, desgrasado y envasado, todos codo a codo con la cocina porteña que nuestras abuelas solían preparar y que marca nuestro gusto y pertenencia.

“Un día: se come rico, el segundo: sano, el tercero: rápido, en los feriados: tradicional y llegando a fin de mes: barato”

El comensal moderno se encuentra en el cruce de todas estas normas acerca del buen comer, todas valorizadas, pero habiendo tantas, simultáneamente, nos obligan a decidir individualmente ya que todas son valiosas y a la vez tienen lógicas excluyentes. Lo rico no tiene por qué ser es sano, ni barato, ni nuestro. O lo sano no siempre es barato, ni rico, ni rápido ni tradicional. La solución encontrada forma parte del problema y es pasar de una norma a otra. Un día: se come rico, el segundo: sano, el tercero: rápido, en los feriados: tradicional y llegando a fin de mes: barato. Es decir ninguna norma da razón del consumo, porque se pasa de una a otra, hasta no tener ninguna. Esta es la gastro-anomia del comensal moderno: comer sin coherencia, sin normas, sin códigos ni saberes compartidos acerca del buen comer.

La comida moderna se evade del control social y se sitúa en la esfera del individuo, de cada uno de todos los individuos, configurando un placer solitario de masas. Y es este oxímoron: “soledad de masas” porque previamente este comensal ha sido in-formado por los medios masivos sobre lo que es la dieta sana, rica, barata, rápida, hasta tradicional . Y son los medios y no las abuelas ya que su saber esta desvalorizado, porque estos tiempos desvalorizan los saberes tradicionales, desvalorizan la transmisión oral y abominan del paso del tiempo, así las abuelas dejan de transmitir pautas alimentarias al no poder conocer los productos y preparaciones actuales, en perpetuo cambio, que harían posible con el tiempo y el ensayo-error, crear un patrimonio, una tradición. Y este empobrecimiento se vive como “libertad individual”, lo que en realidad es la caída mas abyecta en las garras de la agroindustria que digita esos medios masivos para crear una demanda adecuada a su oferta. Esta es la libertad solitaria de consumo que entroniza la modernidad alimentaria.

Bastante triste y bastante pobre nuestra construcción de categorías, hoy lo que es “rico” ha pasado de ser una construcción del saber de miles de mujeres durante miles de años a un atributo de marketing manejado por cuatro creativos de una empresa de publicidad para imponer una mercancía alimentaria más, que difícilmente permanezca.


Entre la desnutrición y la obesidad: ¿Qué es el "buen comer"?

Es que desde una lectura social obesidad y desnutrición son caras de la misma moneda, donde lo que era una forma de organización de los intercambios (el mercado) se transformó en el lineamiento mismo de organización de la sociedad, no podemos otra cosa que esperar exclusión y marginalidad (que se manifestarán por supuesto en la alimentación como en muchas otras cosas). Una sociedad que segrega desigualdades no puede esperar otra cosa que sufrimiento y violencia. Ayer esa violencia se expresaba en los cuerpos como piel y huesos, hoy como cinturas generosas. Los que sufren son los mismos, cambió el tipo de padecimiento. Hoy los pobres que ayer estaban desnutridos sufren por el sobrepeso que, además, oculta su malnutrición. No son obesos de abundancia son obesos de escasez que siguen teniendo carencias pero ocultas.

Desde que aparecieron las sociedades estatales donde la apropiación diferencial del excedente agrario condicionaba la aparición de cocinas diferenciadas (alta y baja cocina) y por lo tanto cuerpos de clase (ricos gordos, pobres flacos) se podía conocer la posición social por el tamaño de la cintura: donde había escasez había desnutrición y donde había abundancia había sobrepeso y obesidad. Hasta hace apenas medio siglo esto era un saber socialmente aceptado, tanto como que el hambre se debía a que no había suficientes alimentos (en detrimento de investigar las condiciones de su distribución). Hoy el crecimiento de la producción y la productividad nos permitirían alimentar un mundo con 10.000 millones de personas (muchos más de los 6.500 millones que lo habitan). Los alimentos son suficientes, pero al no ponerse en cuestión los valores que legitiman su distribución seguimos teniendo 880 millones de desnutridos y caminamos hacia un número mayor de obesos. Lo paradojal es que se dio vuelta el sentido del hambre y los que no tienen superponen carencias y sobrepeso (también debería decir: cronológicamente, ya que los niños desnutridos tienen mas posibilidades de ser adultos obesos).

La oferta de grasas, hidratos y azúcares baratos, inunda los sectores más pobres que, justamente por su relación costo-beneficio, hacen de ellas la base de su alimentación sustituyendo con estos alimentos los de mayor densidad nutricional. Por eso me atrevo a hablar de obesidades. La obesidad del pobre, la más extendida, está basada en el consumo de pan, papas, grasa y azúcar mientras que en sectores más acomodados la alimentación es mas variada incluyendo frutas y verduras, lácteos y carnes magras. En los primeros la calidad se tapa con cantidad, no porque quieran sino porque no pueden hacer otra cosa si es que quieren comer todos los días. Esta estrategia puede ser negativa desde la salud pero para los actores no presenta cuestionamientos, se ven bien, incluso sobre alimentados. Y además el estado con la asistencia social alimentaria refuerza los patrones desbalanceados de las estrategias de consumo de la pobreza entregando más de lo que ya comen mucho. Por economía, por logística, por aceptación, los programas de asistencia suelen entregar los mismos alimentos que los pobres comen (legitimándolos además como la comida apropiada para ellos ya que es el estado mismo el que la reparte como buena).

Si a esto le sumamos la promoción sistemática de la reducción del movimiento y la percepción de inseguridad que contribuyen al encierro de la población en sus casas, vamos a tener pistas de esta especie de sobredeterminación de la obesidad.

“Ayer esa violencia se expresaba en los cuerpos como piel y huesos, hoy como cinturas generosas. Los que sufren son los mismos, cambió el tipo de padecimiento”.

¿Cuáles considera usted como los determinantes de la conducta ingestiva?

Creo que influye tanto nuestro cuerpo paleolítico como nuestro entorno pos-industrial. Durante los millones de años que duró el paleolítico nuestra especie pudo desarrollar tanto mecanismos biológicos como culturales para manejar la ingesta. Entre los biológicos están los “genes ahorradores” que permitían adaptarse a contextos que alternaban períodos de abundancia alimentaria seguidos por períodos de escasez (donde se gastaba lo que se había ahorrado -en la “mochila” de la panza y los glúteos- en el período anterior). Si esta biología ahorradora nos conducía y nos conduce a guardar lo más que podamos comer, la cultura ordenadora nos decía y nos sigue diciendo: qué comer, con qué comer, con quién hacerlo, dónde, cuándo y sobre todo por qué. Es decir regula la ingesta de acuerdo a parámetros sociales y simbólicos. Esta doble condición (casi podíamos decir “contradicción”): biología ahorradora, cultura reguladora se desplegó como distintos sistemas alimentarios y cocinas diversificadas.

Hoy la biología ahorradora es la misma pero la cultura alimentaria (en todos lados en Buenos Aires, en Francia y en Laponia) está sucumbiendo frente al embate de una industria alimentaria que homogeneiza los consumos a nivel global, provee energía barata y micronutrientes caros y estimula permanentemente al comensal para depositar en la comida y en el sexo el placer que le permita evadirse del malestar existencial.

Si lo comparamos con el contexto de adaptación anterior podemos hablar de un contexto de abundancia permanente. La combinación de una biología ahorradora con un contexto de abundancia y estimulación permanente nos conduce a las problemáticas alimentarias actuales.


¿Qué vínculos encuentra entre el acto de comer, la historia social, la biología?

El evento alimentario siempre es un fenómeno situado, en un tiempo en una cultura en un hábitat específico y dependiendo de las relaciones entre ellos construirán “un comer”, esto es una forma de producir los alimentos, una cocina entendida como formas de prepararlos y una comensalidad como manera de compartirlos específica. Ojo que también producirá un cuerpo, un enfermar, en fin: un vivir, también específico. Por ejemplo es esperable que en bandas pequeñas de cazadores recolectores donde el alimento se comparte en forma más o menos igualitaria, haya un sólo fogón, una sóla cocina y un sólo tipo de cuerpo (a pesar de la diversidad humana). En cambio, en sociedades estatales donde existen diferentes estratos que se apropian de manera diferencial de la riqueza, cada estrato comerá en forma diferente (en realidad se vestirá, aprenderá, pensará, trabajará…en fin: vivirá en forma diferente) con cocinas diferenciadas (la alta cocina y la cocina familiar) lo que formará cuerpos diferentes (ya hablamos que durante milenios fueron coincidentes el tamaño de la cintura con el tamaño de la riqueza: gordos ricos y pobres flacos y formas de enfermar también diferenciales.

Hoy la biología ahorradora que se desarrolló en el pasado en otros contextos sociales y ecológicos se despliega en nuestra sociedad urbana, industrial, moderna, totalmente distinta en cuanto a la manera de comer y de vivir, con menor demanda de actividad física y estímulos alimentarios permanentes que parecen dirigidos a tentar inapetentes. Si comer es al mismo tiempo un fenómeno social y biológico no debería extrañarnos que crezcan las patologías alimentarias cuando nuestra sociedad intenta cada vez mas medicalizar la alimentación al mismo tiempo que borrar el cuerpo (lo digo por la inmovilidad creciente) o reducir la comensalidad a moléculas de micronutrientes.

¿Por qué piensa Ud. que hoy el 60% de la población del mundo tiene sobrepeso?

Creo que se debe a la confluencia de cuatro elementos principales y muchos otros secundarios. Los principales son:

a) La lógica de la ganancia de la industria alimentaria global (producen mercancías)

b) La débil defensa de los estados de las condiciones de salud de los alimentos

c) La destrucción de la cultura alimentaria local

d) La biología ahorradora en contexto de abundancia, junto a otras dependientes de aquellas como la difusión de modelos corporales imposibles (por lo tanto hay que consumir cosas cada vez mas exóticas en pos de obtenerlos), la extensión de la vida, el tipo de trabajo dependiente del objeto y no de la biología humana, la gastro-anomia de la que ya hablamos.

La lógica de la provisión mundial de alimentos dependiente de un tipo de organización social que prioriza la ganancia de las empresas sobre la salud humana. Esta lógica de la ganancia nos sirvió para producir mÁs, no nos sirve para vivir más ni para vivir mejor (por lo menos a la mayoría). Si el mercado produce “mercancías alimentarias” a despecho de su calidad nutricional (hasta el punto que algunos productos son buenos para “vender” antes que buenos para “comer” decididamente calificados por los nutricionistas como anti-nutrientes, comida chatarra o comida basura) al mismo tiempo los estados han ejercido una débil regulación frente a la industria, apenas cuidando la seguridad biológica o la baja toxicidad de algunos componentes en su producción, el rotulado o la trazabilidad dejando enormes campos de “tierra de nadie” donde es posible ofrecer cualquier tipo de “mercancías alimentarias”. Recién en los albores del tercer milenio los estados empiezan a tomar una actitud mas activa frente a la producción y algunas empresas a autorregularse disminuyendo sal o azúcar “invisibles” o cambiar el tipo de gasas en pos de producir alimentos más saludables.

A esto se suma, justamente por el embate de la organización industrial (en su doble papel de tomadora de individuos como fuerza de trabajo mecánica, no-biológica y como productora de mercancías) que incide fuertemente en la ruptura de la cultura alimentaria local. Si sustituimos los saberes y sentidos sobre el comer por la información interesada de los medios de comunicación acerca de los alimentos industrializados, mas la provisión barata de grasas, hidratos y azúcares, junto a nuestra biología ahorradora, creo que se forma ( sin considerar otros factores como la urbanización, el transporte, la reducción del movimiento incidental, los modelos corporales etc. Etc.) un cóctel explosivo que conduce al sobrepeso en las áreas centrales y a la desnutrición en las áreas marginalizadas.

“Producir con sustentabilidad, distribuir con equidad, consumir en comensalidad”


¿Cuáles considera Ud. que podrían las posibles vías de solución de este problema?

Creo que pasa por: producir con sustentabilidad, distribuir con equidad, consumir en comensalidad. Creo que hay solución si introducimos racionalidad en toda la cadena. La producción salvaje nos llevó hasta aquí, pero el futuro debe ser más racional, no podemos producir alimentos de manera que no sea sustentable. La agricultura de monocultivo extensivo basada en el petróleo (no por el gas-oil que mueve la maquinaria sino por las largas cadenas de hidrocarburos que forman los agroquímicos) es contaminante, es la principal consumidora de agua y presiona cada vez mas contra la biodiversidad. Hay que modificar la manera de producir y no sólo en la tierra, los mares, que se pensaban infinitos, están colapsando. Día a día desaparecen caladeros históricos (en nuestro país la pesca de merluza y calamar está en un punto crítico). No se puede seguir comercializando especies en peligro de extinción, no se puede seguir devolviendo –muerta- al mar el 40% de la captura, etc. Racionalidad en la cadena de producción de alimentos quiere decir limpio, respetuoso, sustentable y que el balance energético de producir una lata de arvejas NO sea mayor que el aporte de su contenido, por principio.
Racionalidad en los sistemas de distribución significa distribuir con equidad, podemos hacerlo, hay alimentos para 10.000 millones eso si cambiando TODOS los patrones de consumo los de los que no tienen para que puedan comer y los de los que tienen para que empiecen a hacerlo de manera más saludable. Digo un cambio hacia una dieta con predominio de vegetales y menos productos animales, que además de ser posible es según los nutricionistas, más sana.

Racionalidad en el consumo significa recuperar los patrimonios gastronómicos, el sentido de la comensalidad familiar, la estructura del lenguaje culinario, con productos nuevos y viejos pero sobre todo saludables. Hablo de alimentos “con sentido” que tengan una historia o una razón para pertenecernos. La comida es parte de la identidad y en un mundo como el actual donde nuestra identidad abreva simultáneamente en lo local y en lo global, la alimentación puede muy bien construir identidad, placer, pertenencia, seguridad y ayudarnos a vivir con otros una vida más plena.